lunes, 26 de noviembre de 2018

Lagunas de Ruidera


El Parque Natural de las Lagunas de Ruidera es uno de los lugares preferidos por los turistas para hacer una excursión, tanto con amigos, como en pareja o con niños. Se trata de un espacio natural protegido que está situado entre las provincias de Albacete y Ciudad Real, y que conforma uno de los grandes humedales de Castilla-La Mancha. El parque tiene una longitud de casi 25 km en total, y está formado por un conjunto de 16 lagunas fluviales, entre las que destacan la Laguna del Rey y la Laguna Colgada entre otras, porque en ellas hay playa y zona de baño para quienes vayan en verano. Aun así, para que la excursión sea totalmente segura, lo ideal es que no nos bañemos solos, avisar a alguien antes de meternos al agua y vigilar a los niños.

Este lugar resulta tan impresionante porque las precipitaciones que se han producido durante miles de años han formado presas naturales que, junto a la aparición de manantiales por el aumento de los niveles del acuífero, crean cascadas muy llamativas entre unas lagunas y otras. Aun así, hay que tener en cuenta que este parque no se encuentra en las mismas condiciones en todas las épocas del año, por lo que es recomendable que os aseguréis de que vais a encontrar lo que buscáis en las lagunas.


Cascada en las Lagunas de Ruidera

En otoño, por ejemplo, lo normal es que no haya bañistas en el parque, pero la belleza del paisaje hace que merezca la pena visitarlo de igual manera. Los colores que pintan la zona cambian y, en ocasiones, pueden verse brumas y nieblas otoñales que convierten a las Lagunas de Ruidera en uno de los parajes más cautivadores de la región. Además, esta es una época calmada en la que hay menos turistas y, los que prefieran este tipo de turismo, pueden disfrutar más de la tranquilidad que se respira. La Cueva de Montesinos, el Castillo de Peñarroya o el de Rochafrida son otros lugares que visitar si se va a este parque natural, aunque para ir al primero es conveniente concertar una cita con alguna empresa autorizada.

Laguna Santo Morcillo
Las Lagunas de Ruidera, además de ser un lugar de baño y de presentar un paisaje tan espectacular, también es el entorno idóneo para hacer actividades de aventura en la naturaleza. Puede hacerse buceo, vela, senderismo, piragüismo, kayak, snorkeling y paddle surf, cada uno con diferentes horarios y tarifas. En general, es un lugar bastante completo para hacer una excursión de uno o un par de días. Para los que decidan quedarse a dormir una noche, hay una gran variedad de  casas rurales y restaurante cerca del parque, aunque también se puede llevar la comida de casa y aprovechar así todo el tiempo que sea posible en el parque.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Miguelitos de La Roda


Los Miguelitos de La Roda son uno de los postres más típicos de la provincia de Albacete, y son conocidos y demandados en todo el país. Su historia, que es bien conocida entre la gente de la zona, se remonta a los años 60, cuando un pastelero de la localidad, Manuel Blanco, fabricó un postre de crema y se lo dio a probar a su amigo Miguel. A partir de ese momento, Miguel acudió todos los días a por este dulce, y cuando le preguntó a Manuel cuál era el nombre que le había puesto, este contestó: “Pues, mira, como tú, Miguelito”. Fue en el año 2000 cuando se solicitó la patente de los miguelitos, aunque finalmente fue concedida hace relativamente poco tiempo, en 2015. Actualmente se calcula una venta anual de más de 7 millones de estos pasteles que, aunque solo se fabrican en La Roda, pueden encontrarse en muchos puntos del país, e incluso por internet.

Para que os hagáis una idea de lo que son exactamente estos miguelitos, se trata de unos pasteles que se elaboran a partir de una base de hojaldre que después se rellena con crema pastelera. Finalmente se espolvorea azúcar glasé por encima. En la zona, normalmente se aplastan con la mano antes de comerlos para que queden más planos y    que sea más fácil meterlos en la boca. Resulta muy fácil mancharse de azúcar y hojaldre mientras se comen, así que es recomendable tener a mano unas cuantas servilletas, por si acaso.


Miguelitos de La Roda. Fuente: Gemma López

Aunque el más solicitado sigue siendo el de crema, se pueden encontrar miguelitos para todos los gustos. La variedad va desde el miguelito de chocolate negro o chocolate blanco, en los que la crema se cambia por estos otros ingredientes, hasta los miguelitos centenarios, cuyo hojaldre se fríe y se cubre de azúcar. Finalmente, los miniguelitos son una variación de este postre con un tamaño menor. En ocasiones, estos últimos se recubren de una capa de chocolate blanco o negro. Estos son los miguelitos bombón. Aunque lo ideal sería probarlos todos al menos una vez, yo aconsejo comer especialmente el original (crema) y el centenario.


Diferentes tipos de miguelitos. Fuente: Gemma López

El municipio de La Roda está ubicado en un lugar estratégico de paso en el que coinciden la AP-36, la A-31 y la N-301 (Ocaña-Cartagena), por lo que es bastante habitual que la gente pare a comprar los miguelitos en su propio lugar de origen. El Festival de los Sentidos, que se celebra en el mes de junio en La Roda, es un evento musical y gastronómico de lo más recomendable, que cada vez atrae a más turistas de todo el territorio nacional. Durante los tres días que dura este festival, es muy típico ver a una gran cantidad de los asistentes pedir miguelitos, especialmente después de comer. Aun así, también son tradicionales de la Feria de Albacete, que está considerada como una de las mejores de España y que se celebra en septiembre. Aunque habitualmente los miguelitos se acompañan con café, en la Feria de Albacete es tradicional hacerlo también con sidra fría.

lunes, 19 de noviembre de 2018

Gastronomía tradicional conquense


Si Cuenca es una ciudad de obligada visita por el valor cultural e histórico que posee, también lo es por su tradición gastronómica. Tanto si queremos disfrutar del casco antiguo y los encantos de la capital como si preferimos visitar cualquiera de los pueblos de la provincia, encontraremos una infinidad de bares y restaurantes en los que casi siempre disponen de las recetas más típicas de la región. Entre ellas destacan el ajoarriero, el morteruelo y el zarajo, así como su excelente carne de caza.

Ajoarriero: aunque este plato se elabora en diferentes comunidades autónomas, la receta es diferente en cada una de ellas. En Cuenca se presenta como una pasta a base de patatas y bacalao como ingredientes principales. También contiene ajo, aceite, huevo y pan rallado. Se trata de un plato no precisamente ligero, por lo que se toma normalmente como primer plato, o como un aperitivo. Se dice que esta receta proviene de los pastores conquenses que, ante las nevadas del invierno intentaron elaborar un plato contundente con los ingredientes que tenían, que en este caso eran un cocido, patatas, bacalao y aceite.

Ajoarriero. Fuente: Sensación Rural

Morteruelo: como en muchos otros platos tradicionales, no hay una única receta para elaborar el morteruelo ya que, por ejemplo, las cantidades de cada ingrediente pueden variar según dónde se tome. Aun así, lo más normal es encontrarlo hecho a base de hígado y carnes de cerdo, perdiz, gallina y liebre, además de especias como la pimienta, el clavo, el pimentón o la canela. Igual que el ajoarriero, suele servirse como tapa en los bares y restaurantes, aunque también puede pedirse como plato principal. De hecho, en las casas de los conquenses suele servirse de esta manera. Además, su origen es bien parecido al de la receta anterior: por su contundencia, se realizaba en lugares rurales de la sierra conquense para protegerse del frío y las heladas.



Zarajo: esta delicia de la tradición conquense se elabora a partir de las tripas de un cordero, preferiblemente lechal, que se enrollan alrededor de un par de sarmientos y se fríen o asan hasta que quedan dorados. Personalmente, me produce algo de aprehensión la casquería, pero merece la pena al menos probarlos aunque sea por curiosidad. Este sí es un plato que se sirve casi exclusivamente como tapa en los restaurantes.


Zarajos. Fuente: Cadena Ser

Carne de caza: aunque principalmente se consume carne de cerdo y de cordero, la carne de caza engloba también conejo, liebre, perdiz, jabalí y ciervo. Este tipo de carne es muy representativo de la gastronomía de Cuenca, y con ella se elaboran verdaderos manjares que los más hambrientos podrán degustar en cualquiera de los bares y restaurantes de la provincia, especialmente en la sierra.

Resolí: en Cuenca no solo se come bien, sino que también se bebe. El resolí es la bebida más típica y reconocible de la capital. Los principales ingredientes con los que se elabora son café, aguardiente, anís, canela, naranja y limón. Es cierto que los conquenses lo toman durante todo el año, pero la forma más típica de hacerlo es durante la Semana Santa. Normalmente se consume en celebraciones o en la sobremesa, como acompañamiento al postre. Esta bebida nace de la costumbre árabe de destilar productos naturales para fabricar licores.

Finalmente, añadir que para todo aquel al que le guste hacer turismo gastronómico, probar cada uno de estos productos y recetas es imprescindible, más aún si se pretende empaparse de la cultura y tradición de Cuenca. En el artículo Qué hacer en Cuenca encontraréis información para hacer turismo en la capital conquense.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Qué hacer en Toledo


Visitar Toledo es caminar a través de la historia. Durante siglos, árabes, judíos y cristianos convivieron en la capital de Castilla-La Mancha, dejando como herencia numerosos monumentos procedentes de cada una de estas culturas en la parte amurallada de la ciudad. Es por esto que Toledo, que tiene el título de Patrimonio de la Humanidad, es conocida como la ciudad de las tres culturas. Además, fue la residencia del pintor El Greco, en cuya casa (que ahora se ha convertido en un museo) pueden contemplarse algunas de sus obras. El casco antiguo de la ciudad, ubicado en la zona amurallada, se puede recorrer andando. De esta manera se aprecia más detalladamente su configuración y cada uno de sus monumentos. El único inconveniente es que aparcar en Toledo puede resultar complicado, por lo que yo recomiendo ir en tren o en autobús.

Para adentrarse en la parte amurallada de la ciudad encontramos la Puerta de Bisagra y la Puerta del Sol, de estilo morisco y mudéjar respectivamente. A través de ellas se llega a la Plaza de Zocodover, donde antiguamente se localizaban los mercadillos. Desde esta plaza parten calles estrechas que llevan consigo la esencia histórica y misteriosa de Toledo. Una vez allí, es de obligada asistencia la Catedral de Santa María. Se trata de un edificio de corte gótico que se encuentra en la Plaza del Ayuntamiento y que tiene reconocido el título de Catedral Primada de España. Dentro de la catedral despunta la obra El Transparente, de Narciso Tomé, así como otras de Goya y El Greco, y frescos de Juan de Borgoña.


El Transparente de Narciso Tomé. Fuente: David Tébar

Uno de los lugares más emblemáticos de Toledo es su Alcázar, que fue construido en la época romana y alberga el Museo del Ejército. Se encuentra en la parte más alta de la ciudad y desde ahí se aprecian unas vistas espectaculares de la misma. Merece la pena ir a verlo, aunque muchas veces está abarrotado de gente. Para quienes van con niños, hay que tener en cuenta que, en total, tiene un recorrido de dos kilómetros andando, aunque si alguien se cansase, el resto de la parte histórica puede hacerse en un tren turístico.

La iglesia de Santo Tomé y el monasterio de San Juan de los Reyes son otros dos imprescindibles. La primera porque en su interior se encuentra la pintura El Entierro del Conde Orgaz de El Greco; y el segundo, sobre todo, por su arquitectura de estilo gótico. Se trata de una iglesia y un claustro construidos en el siglo XV y con adornos medievales que no dejan a nadie indiferente. Por su parte, la mezquita de Cristo de la Luz, construida en el año 999, es junto a la de Córdoba, la más antigua de las que guarda nuestro país. Todas estas calles que conforman el casco antiguo, albergan además innumerables leyendas que hacen de Toledo un lugar intrigante y enigmático. Algunas de ellas pueden leerse aquí.


Calle del casco antiguo de Toledo. Fuente: David Tébar

Ya fuera de la muralla, encontramos verdaderas obras arquitectónicas como el puente romano de Alcántara o las ruinas del circo romano. Parar en el mirador del río Tajo es una de las mejores elecciones. Lo ideal es hacerlo antes de comenzar la visita a Toledo o al terminarla, ya que se encuentra a las afueras de la ciudad. Desde ahí puede contemplarse una imagen panorámica de la ciudad que, tanto de día como de noche, resulta espectacular.


Vista panorámica de Toledo desde el mirador

Aunque haciendo un recorrido rápido puede visitarse Toledo en un día, es muy recomendable pasar allí al menos una noche. Además de poder hacer la ruta con más calma, de esta forma se puede parar a descansar o a tomar algo. Asimismo, no hay que olvidar que esta es una ciudad que ofrece muchas posibilidades y que merece la pena ver al atardecer y por la noche. Es recomendable hacer esta visita en fin de semana, además de por el ambiente, porque en algunos de los monumentos las entradas son gratuitas. Aun así, es recomendable revisar las tarifas antes de comenzar el viaje.

Para finalizar, los que no quieran perderse ningún detalle tienen la posibilidad de contratar una visita guiada. Además, en la misma Plaza del Ayuntamiento hay una oficina de turismo donde se pueden conseguir mapas y guías con horarios y localizaciones, de manera que el recorrido resulta mucho más sencillo.

martes, 13 de noviembre de 2018

Qué hacer en Cuenca


Cuenca es la ciudad ideal para pasar un fin de semana tranquilo de turismo. Su gastronomía, su naturaleza y su arraigada cultura ofrecen a todo el que la visita una experiencia envolvente que asegura el disfrute de mayores y pequeños. Se trata de una ciudad con historia que bien merecido tiene el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Uno de los puntos más fuertes de Cuenca es su casco antiguo. Las fachadas de colores, el Ayuntamiento y la Catedral de Santa María y San Julián, de corte gótico-barroco y de la época de Alfonso XIII, conforman el epicentro del turismo conquense. En el casco antiguo de la ciudad también se pueden visitar diferentes museos, así como la Torre Mangana o las ruinas del castillo. Se puede encontrar toda la información sobre los diferentes museos en la página de turismo del Ayuntamiento. En definitiva, este es un emplazamiento repleto de historia, arte y cultura de merecida visita, que además cuenta con varios bares y restaurantes donde parar a comer y descansar. Para los que viajan en coche, hay que tener en cuenta también que muchas de las calles del casco antiguo son peatonales. Una opción es aparcar en la parte baja de la ciudad y subir andando (15 minutos aproximadamente), y otra es dejar el coche en el parking que hay de camino al casco antiguo.

Catedral de Cuenca. Fuente: Sara Acero y Upe García
Por su parte, el puente San Pablo y las Casas Colgadas, cuyos balcones se asoman al acantilado que da a la hoz del Huécar, son un ejemplo de la arquitectura más tradicional de Cuenca y los lugares con más atractivo para los turistas. Las casas colgadas datan de finales del siglo XV y aunque en su tiempo fueron viviendas particulares, actualmente dan cabida al Museo Español de Arte Abstracto. Se trata de un lugar digno de visitar tanto de día, para apreciar el vértigo del puente y los balcones de los edificios, como de noche. La iluminación de este paraje lo convierte en un lugar tan bello como enigmático.

Casas Colgadas. Fuente: Sara Acero y Upe García
Asimismo, hacer turismo en Cuenca puede ser una gran experiencia también para los niños. Además de las numerosas rutas para adentrarse en la naturaleza de la sierra, en el Museo Paleontológico pueden realizarse visitas guiadas en las que se muestran los diferentes ejemplares de dinosaurios que un día ocuparon la zona, todo ello de manera entretenida y didáctica. Igualmente, el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha ofrece a los niños la posibilidad de interactuar en un entorno de aprendizaje sobre el pasado y el futuro de La Tierra, con talleres y exposiciones pensadas para ellos. Destaca aquí el planetario, en cuya cúpula se realizan proyecciones sobre diferentes fenómenos astronómicos.

Ya fuera de la ciudad, en el Parque Natural de la Serranía de Cuenca puede visitarse la Ciudad Encantada, declarada Sitio Natural de Interés Nacional. Se trata de un paraje en el que parte de las grandes rocas que lo conforman han sido disueltas por el agua hasta llegar a, utilizando la imaginación, poder distinguirse en ellas diferentes formas, como un perro o la cabeza de un señor. Se tarda aproximadamente una hora y media en hacer una visita completa, aunque no es apta para personas con movilidad reducida, sillas de ruedas o carritos de bebé. Esta es una manera más de pasar un rato agradable y rodeados de naturaleza en los alrededores de Cuenca.